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LA DEMOCRACIA EN LATINOAMERICA

. martes, 11 de noviembre de 2008
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Noviembre de 2005.

Para poder entender la democracia en Latinoamérica es necesario ver como ha evolucionado desde el momento mismo de la independencia. En 1810 se producen varias revueltas independentistas en América Latina, entre ellas, la de México y la de Colombia. A pesar de que la primera fue iniciada por un cura, rápidamente su liderazgo pasó a manos de un militar, la segunda fue siempre monopolio de los militares. En ambos casos también podemos señalar que los principales líderes provenían de las clases conservadoras. Con esto no queremos afirmar que los liberales estuvieran fuera de los movimientos independentistas, todo lo contrario, pero nunca ejercieron un dominio significativo sobre la dirección de los movimientos, con excepción de Bolívar que a pesar de ser hijo de una de las familias más ricas y conservadoras de Caracas, tenía una ideología influenciada por la revolución francesa. De todas formas Bolívar era solamente uno, y a pesar de ser el líder de la Gran Colombia, no significa que su criterio se impondría, como de hecho no se impuso. Estos casos no son los únicos pues por toda Latinoamérica ocurrió lo mismo, la independencia fue obra de los pueblos pero monopolio de los conservadores.

Esta exclusión temprana de los liberales del ámbito político llevó a que todo el resto del siglo 19 y los primeros años del siglo 20 las luchas entre conservadores y liberales consumieran virtualmente a toda Latinoamérica, evitando el desarrollo de la democracia. Aunque caben destacar episodios como el gobierno del liberalista y demócrata, Benito Juárez, en México, entre 1857 y 1872. De todas formas la democracia en Latinoamérica se vio relegada a un segundo plano y las instituciones necesarias para que ésta funcione fueron vulneradas por prácticas caudillistas y clientelitas, y las luchas entre los sectores económicos y políticos, así como por la inestabilidad política de los pises, no sólo en lo interno, sino también, a nivel internacional. Las naciones latinoamericanas, desde el comienzo, rivalizaron por la hegemonía de la región y así se suscitaron numerosas guerras entre los latinoamericanos, como son la guerra de la triple alianza entre Brasil, Argentina y Uruguay contra Paraguay; Las Guerras dominico-haitianas; la guerra del fútbol entre Honduras y el Salvador, entre otras. Estas guerras evitaron el desarrollo económico de los países y en algunos casos desbastaron los países, como ocurrió con Paraguay, que perdió más de la mitad de su territorio y alrededor de 2/3 de su población total. Además tanto las pugnas por el poder interno como externo convirtieron a la región en un blanco fácil para el imperialismo europeo, primero, y norteamericano, después.

Los empréstitos, tan conocidos por nosotros en nuestra historia, son un mal que ha afectado a los latinoamericanos desde el día de su independencia hasta hoy. La deuda externa de Latinoamérica ha representado uno de los principales obstáculos para el desarrollo de la democracia. El domino de compañías y grupos financieros extranjeros sobre nuestras economías ha evitado que nuestros países hallan podido completar su independencia. Ya que los países dueños de esos capitales, siempre han podido usarlos para dominar políticamente a la región. La invasión francesa a México, la invasión inglesa a Centroamérica, y las invasiones de Estados Unidos a México, Panamá, el Salvador, Haití, República Dominicana. Son sólo ejemplos de cómo Latinoamérica ha sido incapaz de defenderse del imperialismo, y más, en número e importancia, aun son los logros obtenidos por las potencias sin la necesidad de llegar al extremo de la invasión, solo usando la influencia de sus empresas, tal como lo describe García Márquez, cuando Macondo queda virtualmente dominado por la compañía Bananera de los norteamericanos, en su novela Cien años de soledad, que de paso vale señalar que es una de las mejores descripciones de lo que es y ha sido América Latina y su democracia.

Ahora bien por qué siendo Latinoamérica una región tan rica en recursos naturales, tan prolífera en escritores, y tan cercana a los países desarrollados, ha sido siempre dominada por los mismos. La respuesta no es fácil, y no pretendemos saberla ahora. Pero si podemos apuntar datos y opiniones que nos aclaren más el tema. En su tesis de La democracia en América, y por América se refiere a los Estados Unidos, Alexis de Toqueville, señala que la igualdad es el primer requisito y el más importante para el establecimiento de una sociedad democrática (dando la libertad por hecho). Los Estados Unidos fueron desde el comienzo una sociedad fundada por personas cuya finalidad era buscar un nuevo hogar, donde pudieran escapar a la opresión y persecución del viejo continente. Los colonos norteamericanos, fundaron comunidades que se autogestionaban y lo hacían a través del consenso de los ciudadanos. De esta forma, cuando Norteamérica se independizó, contaban ya con una larga experiencia de gobierno y con sólidos ideales de libertad y democracia. Contrario a nuestros pueblos que nunca tuvieron una experiencia de autogobierno. Además de que las colonias latinoamericanas existieron siempre para la gloria de la metrópoli, y precisamente cuando Inglaterra trató de convertir a Norteamérica en eso, fue cuando estos últimos se alzaron contra la corona y el parlamento británicos.

No podemos acusar a nuestros líderes independentistas de carecer de los mismos ideales que los líderes norteamericanos. Pero mientras nuestros líderes no encontraban eco en las clases pudientes, los líderes norteamericanos sí. Los Estados Unidos fueron independizados bajo el liderazgo de la burguesía y por tanto su economía capitalista se desarrolló desde el comienzo. Los latinoamericanos no teníamos una burguesía definida y los sectores que tutelaron tanto la independencia como los gobiernos posteriores eran una especie de punto medio entre el feudalismo y el capitalismo; y por consiguiente incapaces en cuanto a competir con Norteamérica. Una nación cuyo pueblo es inculto hasta más no poder y acostumbrado a responder a la fuerza, gobernado por una clase conservadora que se alimenta de la ignorancia del pueblo; es una nación destinada a caer víctima del poder económico de las potencias. Así Latinoamérica culmina su independencia, atada por las luchas caudillistas, y por las rivalidades externas, y víctima del dominio de las grandes potencias. Sin voluntad ni oportunidad, para crear democracias.

Pero las luchas caudillistas estaban destinadas a producir algo más, los caudillos fueron obteniendo más poder, y cada vez duraban más en le poder. Su número se redujo pero sus tácticas se recrudecieron y finalmente el caudillismo dio paso al establecimiento de dictaduras. Sin embargo esto no ocurrió igual en todos los países. Es necesario señalar que a principios del siglo XX Latinoamérica ya estaba llena de partidos políticos. No todos eran partidos con ideologías definidas, pero fueron los inicios de la democracia. Y aunque como dijimos el proceso se dio diferente en varios países, ya bien entrada la primera mitad del siglo XX, la democracia formaba parte de la retórica latinoamericana.

Sin embargo, luego del ascenso del marxismo en la URSS y del fascismo en Italia y Alemania, estas ideologías fueron importadas a América. Entonces en parte auspiciadas por las clases gobernantes de cada país latinoamericano y en parte por los Estados Unidos, surgieron por casi toda Latinoamérica dictaduras fascistas, que eliminaron por completa cualquier rastro de democracia en Latinoamérica. El fin de estas dictaduras fue evitar el avance de los movimientos de izquierda que ya surgían en Latinoamérica. Entonces durante todo el lapso de la guerra fría Latinoamérica se debatió entre el fascismo y el socialismo. A excepción de Cuba, donde los izquierdistas lograron crear una dictadura de corte socialista, el resto de Latinoamérica quedó dominada por dictaduras fascistas. Los Douvalier en Haití, Trujillo y Balaguer en Rep. Dominicana. Pinochet en Chile, los Somoza en Nicaragua, Galtieri en Argentina, entre otros.

Durante las décadas de 1970 y 1980 se inicia en Latinoamérica una serie de movimientos democráticos que gracias al fin de la guerra fría y la perdida del apoyo norteamericano a las dictaduras, logran finalmente imponer la democracia capitalista como el ideal a seguir en la política de nuestras naciones. Sin embargo, la teoría, dista mucho de la realidad. Para analizar esto veamos algunos datos y conclusiones obtenidos del informe del PNUD sobre la democracia en Latinoamérica.

Las debilidades que señala dicho informe en nuestras democracias son: La corrupción estatal, la crisis económica y las diferencias sociales, la falta de igualdad para las minorías étnicas, la falta o deficiencia en los servicios primordiales como salud y educación. Pero de todas, la crisis económica es señalada como el peor problema, hasta el punto en que muchos latinos alrededor del 20% están dispuestos a aceptar corrupción gubernamental, con tal de que se resuelvan los problemas. A penas el 43% de los latinos tiene una actitud demócrata, el resto es ambivalente o claramente antidemócrata. La pésima situación económica en que vive la mayoría de los latinoamericanos les hace pensar que nuestras democracias han fracasado. En segundo lugar se coloca la corrupción gubernamental, que no solo es una de las causas fundamentales de la crisis económica, sino que además, mina la confianza de los pueblos en sus políticos y en los partidos, parte elemental estos últimos de una democracia. De 20,101 personas encuestadas por el PNUD en diferentes países de Latinoamérica, solo 452 piensan que los políticos cumplen sus promesas de campaña. 12,479 opinan que mienten para ganar las elecciones. Un panorama horrible para nuestras democracias.

Cabe resaltar, sin embargo, que no todo es negativo, el mismo informe resalta ciertos logros como son: el avance de los derechos de la mujer, el avance en las elecciones libres, la relegación de las fuerzas militares al ámbito que les compete, el aumento de la libertad de prensa. Además no faltan las ideas, ¿acaso no tuvimos a Bolívar y a Martí, a Hostos y a Duarte, a Benito Juárez, Juan Bosch, Rómulo Gallegos, entre muchos otros?

La pregunta entonces es la siguiente ¿está Latinoamérica destinada a seguir por el mismo camino de democracias fracasadas? Si algo nos enseña la historia, es que todo puede cambiar. Latinoamérica debe y puede encontrar la solución a sus problemas…No hace mucho leí que un corresponsal latinoamericano del Miami Herald, Andrés Oppenhimer, dijo que si Latinoamérica no se une a uno de los bloques que se están formando, corre el riesgo de quedar aislada. Bien con todo respeto al señor Oppenhimer, eso, en buen dominicano, no es más que una pendejada. Latinoamérica es en si misma un bloque en potencia, no tenemos, y no debemos unirnos a ninguno de los bloques ya existentes Norteamérica, Europa, o Asia. Lo que debemos hacer es unirnos y conformar el bloque latinoamericano, que por demás tendría mucha más posibilidades que el europeo o incluso que el norteamericano. Ya basta de ideas entreguistas, como la de Oppenhimer, que son la principal razón por la cual no hemos solucionado nuestros problemas, porque como dice nuestro himno nacional, ningún pueblo ser libre merece, si es esclavo indolente y servil… y en efecto, señores, ningún pueblo será libre, jamás, si no lucha por su libertad, ya se política, económica o espiritual…Latinoamérica debe ser un solo pueblo, unido, para conquistar la libertad y la democracia.


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