La apatía florece frente a una Constitución que no pertenece a nadie.
En las democracias occidentales se considera la Constitución como la base para el fundamento de todo el sistema democrático. Desde la división de los poderes del Estado, pasando por el reconocimiento de los derechos tanto individuales como sociales, hasta llegar a establecer los procesos mediante el cual el pueblo expresa su voluntad y elije a quienes los gobiernan. Entonce, la importancia para su pueblo de este documento debe ser infinita, y todo en relación a ella debe ser recibido con grandes emociones (tanto positivas como negativas dependiendo de la situación).
Pero, tristemente no creo que la nueva Constitución verdaderamente le importe a mucha gente, incluso para aquellos que (con mucha valentía) protestaron ayer en su proclama vigencia su lema principal es que esa “constitución no es mía”. ¿Se puede sentir emoción alguna cuando no hay un sentimiento de pertenencia?” El supuesto fundamento de nuestro sistema, es un pedazo de papel alienígena, un E.T. para el pueblo dominicano,por el que nadie lloraría si se fuera mañana en una nave espacial, ni siquiera los congresistas que la firmaron.
AY! el congresista, el más apático de los dominicanos. Pensé por mucho tiempo que aunque la Constitución no era mía, por lo menos era tuya, creía que la querías y la adorabas y que la ibas a utilizar, aunque para tu propio bien, pero por lo menos ibas a ser más que un pedacito de papel. Pero no te importó, fuiste a su proclama a hablar con tu compañero de al lado (tienes déficit de atención como un niño de 8 años), chatear por el BB (acaso eres una adolescente de 16 años chismeando con sus amigas), para luego irte (bueno, talvez eres un adulto con responsabilidades que salir a atender) y si te quedaste fue catatónico, más dormido que en otra cosa (será acaso tu vejez?).
Una democracia no puede ser legítima si el poder (-cracia) no lo determina el pueblo (demos-), y República Dominicana no es ni ha sido una democracia. Ayer concluyó la mayor prueba de que nos falta mucho por avanzar, y al parecer retrocedemos más de lo que avanzamos. La Constitución no es mía, ni tuya, ni de los políticos que ni siquiera en su promulgación la respetan. ¿Me pregunto si los juristas que hicieron el primer proyecto sentirán algo por ella?
1 comentarios:
No, sino preguntale a Eduardo Jorge.
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